
Fue una experiencia única; sentí muchos nervios y miedos, pero Joy me acompañó de una manera muy compasiva. Me explicó el proceso por el que iba a pasar y me ayudó a mantenerme en el presente, enfocándome en mi respiración durante las sesiones de Kambo.
Durante el día, puedes disfrutar del Temazcal o del lago. Se practica la terapia de silencio, y solo puedes tener contigo tu cuaderno para escribir lo que surja de este proceso. Después de la experiencia, me he sentido con más energía, con menos deseo de consumir azúcar y con una mayor consciencia de la importancia de dedicar tiempo para mí.
Me he dado cuenta de quién soy y de que mi cuerpo, mente y alma son fuertes. Además, tienen la capacidad de alcanzar un estado de homeostasis que permite al Kambo apoyar al cuerpo en su proceso de autocuración.